El esquí es
uno de los principales deportes de la temporada invernal, una oportunidad de salir de la rutina y
disfrutar de la montaña con la familia, los amigos, el equipo de
competición… Ante tal demanda, en DYMIND
quisimos adentrarnos un poco más en este deporte, para saber en qué y de qué
manera se vincula con la psicología.
Para ello,
entrevisté a Pancho R. Eguiagaray,
persona que para mí es toda una referencia en el mundo del esquí, así como un
modelo de superación y perseverancia por conseguir lo que uno se propone y
disfrutar del camino.
Pancho siempre
había practicado todo tipo de deportes de competición, pero nunca se había
puesto unos esquíes. A los 40 años,
curiosamente, se fue un día a esquiar, y le enganchó tanto, le pareció algo tan
maravilloso que a los 45 ya estaba haciendo cursos de formación sin ánimo de ir
más allá, simplemente para mejorar su técnica. Hizo 5 años de formación y, a los 50, fue el primer Entrenador Nacional
de Esquí Alpino en España, que hoy se llama TD3 (técnico deportivo nivel 3). A partir de los 47años, comenzó a competir,
ganando unas cuantas carreras y siendo campeón de Cataluña de slalom gigante.
No entrenó a
ningún equipo porque era incompatible con su profesión, pero por casualidades
de la vida, dejó de trabajar y se dedicó a impartir clases de esquí durante 10
años, a preparar a gente para la prueba de acceso a los cursos de profesores de esquí, y a la fotografía de
la naturaleza.
Como podéis comprobar, es un caso muy
interesante y me pareció clave sumergirnos en este deporte con él. A
continuación os dejo con la entrevista:
Pancho, mucha gente practica
este deporte como ocio, tiempo para compartir con la familia y amigos. Por
mucho que sea un deporte que lleven practicando desde pequeños, sus tiempos de
dedicación son intermitentes, y deberían tener en cuenta una preparación
previa, ¿cierto? ¿Qué consejos les
darías a nivel general, físico, nutricional, técnico…?
La realidad es que mucha gente viene a esquiar sin un
mínimo nivel físico, lo que luego paga cansándose más; otra cosa que hacen es
que como esquían una o dos semanas al año, se pegan unas “palizas” de 10 a 17
horas, con lo que ello conlleva de riesgo, ya que a partir de las 15.30 h y
hasta las 17, es cuando más lesiones se producen por cansancio y falta de
control.
A nivel nutricional,
aconsejo un desayuno completo y bastante hidratación durante la jornada
de esquí.
Es muy recomendable, diría imprescindible, llevar casco,
unas buenas gafas y crema solar.
Desde el punto de vista técnico, y más cuando la práctica
del esquí es ocasional, es necesario que el primer día como mínimo contraten a
un profesor para que les “coloque” desde el punto de vista posicional, aunque
tengan un buen nivel, porque al ser un deporte de deslizamiento, tienes que
suplir con técnica tu falta de físico. Cuanta más técnica tengas, menos duro es
el deporte.
Esquí de ocio versus esquí de competición; ¿qué peculiaridades
destacarías de cada uno?
El esquí de competición es bastante duro, influye mucho
la climatología, y es un deporte que, como cualquier otro deporte de
competición, requiere una programación de la preparación anual en función de las
fechas de las competiciones importantes.
Quizás la única diferencia estriba en que hay una serie
de condiciones que no controlas: competir con niebla, nevando, nieve poco
adecuada para la competición (que siempre debe ser dura)…. Dependes de estos
elementos. Hay otros deportes en los que puedes controlar más.
Lo mismo que en el esquí de ocio, no es lo mismo un día
con un sol y una magnífica nieve en polvo, que un día que esté nevando y con
escasa visibilidad. Esto supone también una disminución importante del nivel de
esquí (uno o dos niveles respecto al nivel habitual) debido a los miedos y
falta de confianza que generan este tipo de situaciones.
Tú has sido profesional y formador en ambos ámbitos, por lo que podemos
decir que eres un gran conocedor del deporte, ¿qué conexiones percibes con la
psicología?
Si hablamos a nivel de competición:
Capacidad de motivar a los
corredores, incluso cuando no consiguen
buenos resultados. Estamos hablando de un deporte en el que un buen resultado
depende de unas centésimas. Además, los entrenamientos, muchas veces no son
agradables (viento, frio…). Por ello, el mantenerles motivados a lo largo de
todo el año, es importante.
Desde el punto de vista del ocio:
Ser progresivo en la superación y
mejora de la técnica. NO debes saltarte la progresión de niveles: si el nivel
de una persona es para esquiar en una pista azul, no se la puede llevar a una
roja sin antes practicar en una azul; es importante no querer ir rápido, porque
luego quizás tengas que volver atrás por los miedos, por ejemplo.
Cada persona es un mundo, no
trato a ningún cliente igual; hay gente que es más lanzada y tiene menos miedo,
algunos con menos nivel de esquí van por todos los lados, y hay gente que
aunque tiene buen nivel de esquí, tiene grandes miedos, como, por ejemplo, a
lesionarse. Hay que ver cómo es la
persona y preparar las clases en función de lo que percibes de ella y de sus
necesidades e intereses.
Siempre he tenido 3 objetivos
con mis alumnos: SEGURIDAD, DIVERTIMENTO y MEJORA de la TÉCNICA. Nunca
descompensar los objetivos, busco siempre un equilibrio.