Finalizaron los juegos, días intensos tanto para los grandes
deportistas como para los fieles seguidores que estábamos, día tras día, viendo
todas las pruebas incluso de aquellos deportes que vemos cada 4 años y que ni entendíamos,
pero sentíamos esa tensión, emoción, afán de superación, esfuerzo durante
cuatro años para actuaciones espectaculares con el fin de poder cerrar con
grandes éxitos de medallas o marcas personales.
Los JJOO son una competición
única, que el simple hecho de llegar ahí es un honor y una enorme
satisfacción. Hablamos de estar 4 años entrenando para poder demostrarlo frente
a rivales muy muy bien preparados. Mucho esfuerzo y muchas expectativas puestas
en ello, por lo que es importante llegar
en equilibrio a nivel físico, técnico-táctico, mental y emocional para poder
hacerle frente.
El estrés por llegar
al pódium, esa presión por conseguir la medalla soñada, puede pasar
factura a los grandes deportistas produciendo alteraciones en su rendimiento. En estos juegos en cuestión hemos tenido
sorpresas con algunos de los favoritos:
Djokovic y las hermanas Williams en dobles, Muguruza, Fátima Gálvez en tiro al plato, el inicio de la selección masculina de baloncesto… Grandes favoritos que no consiguen los resultados esperados o que se les complica la clasificación ante rivales que en otras ocasiones no se les había resistido.
Djokovic y las hermanas Williams en dobles, Muguruza, Fátima Gálvez en tiro al plato, el inicio de la selección masculina de baloncesto… Grandes favoritos que no consiguen los resultados esperados o que se les complica la clasificación ante rivales que en otras ocasiones no se les había resistido.
El
trabajo a nivel mental es clave puesto a que estamos ante una
reunión con los más grandes del mundo, en un entorno de exigencia máxima en la
que la activación de los deportistas se puede disparar. Los deportistas
necesitan desarrollar habilidades para autorregular su motivación y sus
emociones,
aumentando así sus posibilidades de triunfo.
“Mediante la autoobservación y el entrenamiento guiado por un
psicólogo del deporte, cada deportista puede detectar qué influye en su propia
activación, cuál es su nivel de activación óptimo para cada una de las tareas
deportivas en las que debe rendir y qué puede hacer para situarse y mantenerse
en ese nivel”.
Los Juegos Olímpicos, como otras grandes
competiciones, deben servir para transmitir valores. Valores como la
disciplina, respeto, búsqueda de excelencia (no conformarse para poder
avanzar), nobleza, equipo, constancia en el esfuerzo, tolerancia a la
frustración, autocontrol emocional y deportividad; valores que no son
incompatibles con el alto rendimiento para ganar. A continuación, pondré
algunos grandes momentos que los reflejan:
En primer lugar, el caso de la neozelandesa Nikki Hamblin, que cayó tras chocar con otra
corredora. Abbey D'Agostino, con equipación azul, tropezó con ella y se fue
también al suelo. D'Agostino se levantó y ayudó a Hambling a incorporarse. Ambas
intentaron seguir, pero la estadounidense cojeaba y después de pocos metros,
volvió al suelo dolorida. Hamblin, se paró a ayudarle. Las dos atletas marcaron
un mal tiempo, a un minuto de la ganadora. En la meta, a donde D'Agostino llegó
en silla de ruedas, ambas se fundieron en un abrazo ante un público que las
aplaudió emocionado.
La tolerancia a la frustración de los gimnastas, la
habilidad de aceptar los errores y levantarse rápido. Primero en los
entrenamientos, hasta conseguir objetivos aparentemente imposibles; y en las mismas
competiciones donde un pequeño error les hace caer y aun sabiendo que eso pude suponer
no alcanzar el resultado deseado, se levantan continuando el ejercicio como si nada.
¡ESPECTACULAR! Incluso a la maravillosa Simon Biles, medallista de EEUU, le
pasó.
No olvidemos a Nadal, que volvía de una lesión,
de retirarse en Wimbledon, de incorporarse a entrenar en pista a finales de junio,
incluso con dudas de poder jugar en los Juegos Olímpicos todas las modalidades
que le correspondían. ¿Qué sucedió? Oro en dobles y cuarto individual, a las
puertas de una medalla que probablemente habría sido suya si hubiese tenido
otras condiciones más favorecedoras. Esto es deporte, es esfuerzo, superación.
Por algo es mi número 1, siempre se pueden sacar grandes aprendizajes de sus
actuaciones, tanto cuando gana como cuando pierde, pero desde mi punto de
vista, para nuestro abanderado, Rio´16, ha sido un éxito dada la situación en
la que se encontraba.
Un verdadero campeón debe aprender a remar contra
corriente, saber luchar y superarse cuando las cosas no salen como quiere,
incluso jugando sintiéndose incómodo, como fue el caso de Carolina Marín en la
final luchando por el oro. Número 1 en el ranking mundial de Bádminton, no concebía
volver a casa sin su medalla.
Carolina había ganado todos los sets hasta ese
partido, la gran final. Empieza ganando el primer set, se le tuerce y lo
pierde. Estaba
descolocada, perdida, empezó a dudar…
¿Qué necesitaba Carolina en ese momento?
¿Qué
le hizo crecerse y arrasar en los dos sets posteriores?
A mí personalmente me
pareció un momento apoteósico y un enorme acierto por parte de su entrenador
que supo leer a su jugadora y darle el siguiente mensaje cuando más lo
necesitaba:
“Recuerda a esa niña de 14 años que llegó a la academia Blume y quería cumplir su sueño de ganar una
medalla olímpica. Esa niña de 14 años me dijo lo que quería, esa niña de 14
años confía en ti. Esa niña sabe cual es el plan de juego y juega con
disciplina, porque es su sueño. Y ese deseo que tú tienes es más fuerte”.
Quienes habéis visto la película “Guerrero pacífico” me
comprenderéis cuando digo que se convirtió en una guerrera pacífica. Supo
conectar con su interior, era su momento, todo lo aprendido junto con su pasión
y esfuerzo le llevaron a la cima.
Ana de
Cevallos.
Estupendo resumen de los valores que admiro.
ResponderEliminarEstupendo resumen de los valores que admiro.
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