miércoles, 18 de noviembre de 2015

UNA MAÑANA CON EQUURA (I)

Las Intervenciones Asistidas con Caballos (IACs) o Terapias Ecuestres son un conjunto de terapias complementarias que utilizan al caballo como medio terapéutico o herramienta motivacional para la consecución de unos objetivos concretos planteados previamente.

Dentro de las IACs, podemos distinguir difentes modalidades: Hipoterapia, Equitación Terapéutica, Equitación Adaptada y Ocio Asistido con Caballos:

  • La Hipoterapia (activa o pasiva) se basa en los beneficios que nos puede proporcionar el caballo a nivel físico por medio del contacto físico, los impulsos rítmicos y su patrón de locomoción.
  • La Equitación Terapéutica, el caballo y el entorno son utilizados como herramienta motivacional para conseguir los objetivos planteados con cada usuario. Los beneficios físicos se obtendrían de manera indirecta mientras que los principales objetivos estarían en el área cognitiva , social, emocional…
  • La Equitación Adaptada es el aprendizaje deportivo de la Equitación, adaptándonos a las características físicas, psicológicas o sensoriales de cada jinete. En este caso no existen objetivos terapéuticos.
  • El ocio asistido con caballos está destinado a pasar un rato lúdico con los animales, sin tener en cuenta ningún objetivo terapéutico y no requiere de una continuidad, si no que, a diferencia de las terapias, se puede hacer de forma esporádica. 

En estas terapias, orientadas por un equipo multidisciplinar, el caballo es una herramienta de trabajo capaz de integrar, rehabilitar y reeducar, con el fin último de que el sujeto tratado alcance una mejor calidad de vida. Noa Calleja (http://www.equura.com/wp/), experta en Intervenciones Asistidas con Caballos (IAC), me brindó la posibilidad de asistir a una de estas sesiones el pasado 7 de Noviembre, a continuación, os dejo con la entrevista y fotos del encuentro: 


Buenos días Noa, gracias por recibirme esta mañana para poder ver de primera mano las sesiones de hipoterapia que realizáis en el Club Hípico Coronado;
¿Cómo se inicio tú camino en este tipo de terapia?
Tanto yo misma, como la mayoría de las profesionales que están en el equipo de Equura, trabajamos en esto por vocación. Todas somos amazonas desde hace muchos años y sentimos pasión por estos animales, de manera que pudimos encontrar la manera de compatibilizar nuestras profesiones con nuestra afición.

¿Qué formación se necesita?
En la actualidad estamos en un proceso de regularización profesional de este tipo de terapias, lo cual es bastante bueno. Lo ideal para trabajar como terapeuta ecuestre, al igual que en cualquier ámbito donde se trabaja con personas con diversidad funcional o en riesgo de exclusión social, es tener una formación universitaria en el ámbito de la salud, la educación o la intervención social que te proporcione los conocimientos suficientes sobre los usuarios con los que vas a trabajar. Además, son necesarios conocimientos sobre equitación y manejo de caballos y una formación en terapia ecuestre para saber cómo  aplicar las Intervenciones Asistidas con Caballos y cómo introducir al caballo en la terapia (efectos que se van a producir a nivel físico, motor, cognitivo, social…)
Nuestro equipo está formado por varias Psicólogas, una Psicopedagoga, dos Fisioterapeutas y yo misma, que soy Educadora Social. Todas formadas en Equitación e IACs.

¿Para quién va dirigido?, ¿Cuáles son vuestros casos más frecuentes?
Cualquier persona con discapacidad y/o en riesgo de exclusión social puede beneficiarse de las IACs.
En el caso de Equura Terapias Ecuestres, los usuarios más frecuentes son niños con discapacidad física o cognitiva que acuden a terapia una vez por semana. Pero también hemos recibido colectivos muy diferentes como mujeres en situación de vulnerabilidad, población reclusa o menores tutelados.



Noa, en qué casos estaría contraindicado utilizar este tipo de terapia?
Hay casos concretos en los que está contraindicado, como personas con crisis epilépticas convulsivas descontroladas, escoliosis superior a 40º, alergia al pelo de caballo, fijadores metálicos o luxación de cadera. Lo más recomendable es que el médico del usuario sea quien valore si puede realizar la actividad antes de comenzar la misma.


¿Cómo están estructuradas las sesiones?
Las sesiones duran 45 minutos. Está establecido así porque a partir de los 45 minutos cuesta mucho mantener un nivel óptimo de atención.
Dependiendo del tipo de usuario, las sesiones se estructuran de una manera o de otra. Sí que intentamos mantener una rutina para la mayoría de los niños en la llegada y la despedida. Las actividades que realizamos entremedias varían en función del usuario, siendo muy cortitas y dinámicas con los niños más pequeños y alargándose con los usuarios más mayores, siempre dejando unos minutos de descanso entre ellas.

Dependiendo del tipo de dificultad / afección física o mental, lo objetivos serán distintos, se usan técnicas diferentes o ¿cómo se adapta a cada uno?
Cada persona tiene un plan de trabajo individualizado que realizamos a principio del curso entre el equipo terapéutico que trabajará con el usuario. En este plan se reflejan los objetivos a conseguir y se establece en cada sesión las actividades que vamos a realizar para la consecución de dichos objetivos.

¿Los caballos necesitan algún tipo de entrenamiento específico previo?
Elegimos a nuestros caballos por su carácter y morfología principalmente. Después, dedicamos un tiempo (más o menos un mes) a desensibilizarle de los objetos que utilizamos o las situaciones que se pueden dar en las sesiones a las que el caballo no está acostumbrado (pelotas, juguetes con sonidos, movimientos bruscos, pegatinas, rampas, escaleras…)


¿Qué beneficios dirías que ofrece nivel físico, psicológico, educativo, social..?
¡Son demasiados para nombrarlos todos! A nivel físico, algunos de ellos son: la mejora del tono muscular, la movilización de la columna y la pelvis, facilita el equilibrio, la elasticidad, la fuerza muscular, potencia el control cefálico y la inhibición de reflejos tónicos…; a nivel cognitivo estimula la concentración, atención y memoria, aumenta los niveles de conexión con el entorno, favorece las funciones cognitivas en general: lenguaje, percepción, memoria, resolución de problemas… ; a nivel social: el caballo es un igualador de personas con diversidad funcional con el resto de jinetes, también motiva para el uso del lenguaje oral y no oral, ayuda a adquirir habilidades sociales básicas y avanzadas, fomenta la responsabilidad, la independencia y el seguimiento de pautas, verbal y no verbal, potencia la adquisición de habilidades para realizar actividades de la vida diaria…; a nivel emocional y psicológico: la terapia con caballos mejora el estado de ánimo, aumenta la autoestima, disminuye el sentimiento de aislamiento, potencia la asertividad y la empatía, regula la impulsividad y el control emocional, desarrolla la confianza, estimula la intención comunicativa…  Además, a nivel sensorial, el caballo y el entorno son una fuente estímulos que favorecen las experiencias sensoriales.  

¿Habéis tenido algún caso concreto que quieras compartir para reafirmar que funciona y produce beneficios?
Tenemos muchas anécdotas que confirman que nuestro trabajo funciona. Por ejemplo, hemos tenido niños que en sus entornos habituales no hablaban nunca pero que cuando llegaban a la sesión hablaban para hacer que su caballo se moviese. También hemos tenido un jinete con Parálisis Cerebral que, sin haber hecho ningún tipo de terapia anterior, pasó de ir con dos personas que le sujetaban a cada lado del caballo a competir en un concurso social de doma contra personas sin discapacidad que incluía ejercicios al trote de forma totalmente independiente en tan solo 9 meses. 
En una ocasión, una de las niñas que tenemos con parálisis cerebral a la que le preguntamos por qué le gustaba venir con nosotras, nos contó que lo que le gusta de montar a caballo es que se siente en igualdad de condiciones que el resto de niños ya que en el resto de sus contextos vitales suele tener mucha dificultad para desplazarse, lo que le dificultaba algunas interacciones sociales por ejemplo en situaciones diarias como el patio del colegio.
De cualquier forma, en Equura siempre realizamos un informe de evaluación a final del año donde se plasman los objetivos conseguidos con cada usuario, de manera que tanto nosotras como las familias podemos valorar la eficacia de la terapia.


¡GRACIAS al equipo de Equura! La verdad es que hizo un día espectacular y disfruté mucho de la mañana con ellas, aprendí y tuve la suerte de poder asistir a varias sesiones e incluso charlar con padres. Próximamente, plasmaré la entrevista con Natalia Otero, la fisio del equipo, con la que profundicé más en lo que es hipoterapia; así como del tiempo que compartí con los padres de uno de los peques que acudieron esa mañana. 






Ana de Cevallos



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