domingo, 15 de noviembre de 2015

MI HIJO ES EL Nº1


Papel de los padres en el deporte.

Aprovechando que éste  pasado 14 de Noviembre empecé los partidos con los dos equipos que entreno, quería pararme a hablar del papel de los padres en el deporte. Siempre ha habido un gran debate respecto a su rol en la actividad deportiva de sus hijos, su manera de involucrarse, expresarse y escandalizarse en las competiciones. Los profesionales del deporte hacemos especial hincapié en el hecho de que ellos son su modelo a seguir y cómo se muestren en el campo tiene un impacto en el joven deportista.

¿Quién quieren ser para su hijo? ¿Qué quieren transmitirles?
Orgullo, apoyo, respeto, satisfacción… o  desmotivación, presión, un foco de vergüenza por su comportamiento escandaloso, inapropiado e irrespetuoso. Están trasmitiendo valores  y los valores son los pilares de una persona. ¿Se sorprenden cuando sus hijos no aguantan la frustración, cuando montan un escándalo porque no consiguen lo que quieren? Se lo enseñan en los partidos cuando su equipo no gana, gritando, vociferando y echando la culpa a todo el que se pudiese. ¿Se sorprenden cuando sus hijos no saben controlar sus emociones y explotan en ira? Reflexionen de dónde viene el ejemplo…


Deben comprender el valor educativo del deporte y, por tanto, que fomentar la puntualidad es importante, o que estar en el banquillo permite que el hijo aprenda a luchar consigo mismo aceptando que es parte de un equipo, tolerando la adversidad y esforzándose para superarla en lugar de desanimarse.

En la mayoría de los casos, la práctica deportiva del hijo supone también un tiempo de compartir con sus padres: comentan entrenamientos, ven partidos de jugadores de primera, hablan horas y horas de ese deporte, el deporte por el cual comparten una gran pasión, muestra de apoyo yendo a los partidos a animar, saber dejar al protagonista espacio post partido para que analice lo sucedido, no agobiarle con preguntas y criticas nada más subirse al coche. Hagan que ese tiempo sea de calidad, cuidado con dejar en manos de ese pequeño deportista la felicidad de la casa: “si ganas nos vamos todos a cenar al Burger” ¿Qué pasa si pierde? ¿Bronca y todos a casa con malas caras?

Es evidente que hace falta una buena comunicación fluida entre los padres y los técnicos, y esta no se produce en caliente, sino a través de reuniones tranquilas en las que ambas partes puedan exponer sus puntos de vista.

No tenemos que apartarlos sino integrarlos: proporcionarles información sobre el deporte de sus hijos, las características de los deportistas jóvenes y los beneficios que pueden obtener; es necesario involucrarlos, darles su espacio y hacerles ver cómo pueden ayudar. Obviamente, su función no es la del entrenador, a quien deben respetar sin entrometerse en sus decisiones (generan confusión en los deportistas), pero para conseguir que comprendan a los entrenadores y respeten su ámbito de actuación, hay que educarlos, no ignorarlos.

LOS PADRES SON LOS QUE LLEVAN A LOS NIÑOS A LOS ENTRENAMIENTOS, A LOS PARTIDOS.  ELLOS SON LOS QUE SE COMPROMETEN POR ENCIMA DE TODO, 
¿Qué haríamos sin ellos?

Padres, qué mejor los jóvenes deportistas para decir lo que necesitan:



“Disfruta conmigo, ESTAMOS AQUÍ PARA ESO”

Ana de Cevallos 

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