miércoles, 10 de junio de 2015

BRING IT ON: CHEERLEADING COMO DEPORTE DE ALTA COMPETICIÓN


¿Cuántas veces habremos visto en las películas americanas a un grupo de animadoras apoyando a su equipo para ganar? Cuando veíamos esas escenas pensábamos que los que de verdad estaban haciendo deporte eran los jugadores de fútbol, pero y ellas? ¿Os habéis parado a pensar en las exigencias de las distintas coreografías y toda la preparación que hay detrás?

Cada vez que se habla de animadoras, inmediatamente, uno se imagina niñas con uniformes bailando y haciendo coreografías. Pero a muy pocas personas se les pasa por la cabeza lo duro que es practicar esta disciplina. Además de tener ciertos dones naturales como el sentido del ritmo, la coordinación y la flexibilidad, las animadoras son, ante todo, esclavas de la perfección. Largas jornadas de entrenamiento, trabajo físico, gimnasia y meses de coordinación, hacen parte de la rutina de estas deportistas integrales. En Estados Unidos y Canadá,  tiene una gran tradición y, además de su fin ya mencionado, es considerado prácticamente como otro deporte más, existiendo incluso competiciones para decidir cuál es el mejor grupo.

A continuación, una entrevista con María Mieiro, una joven deportista que en su estancia en el extranjero participó en un equipo de animadoras en una universidad de Lancaster y actualmente, ha estado entrenando a un grupo de chicas para una competición, os dejo con su experiencia:


¿Cómo es que decidiste meterte en el equipo de Cheerleading de la universidad durante tu estancia de intercambio (qué te llamo la atención del deporte)? ¿Cómo fue la experiencia?
M: Conocí al equipo durante la feria de actividades de la universidad. Siempre me ha gustado el baile y decidí que se trataba de una oportunidad única de probar el deporte y, sobre todo, a nivel competitivo. Mi experiencia fue increíble y algo que llevaré conmigo siempre. Amé el deporte y me gustaría poder seguir practicándolo siempre que tenga la oportunidad.

Las figuras deben suponer una preparación previa individual y colectiva, ¿Qué exigencias de preparación física supone? (tipos de entrenamientos específicos etc)
M: Las figuras, saltos y acrobacias requieren tanto preparación individual como colectiva. Resulta muy difícil mejorar sin un condicionamiento apropiado. A nivel competitivo dedicábamos la primera del entrenamiento a condicionamiento físico. Abdominales, circuitos de alta intensidad, pesas y mucho entrenamiento de la flexibilidad. El cheerleading requiere gran fuerza abdominal sobre todo para las voladoras que deben tener la capacidad de soportar su propio peso en el aire. En cuando a la preparación colectiva practicábamos simulaciones de figuras y saltos en el suelo.

Y a nivel psicológico? Yo por ejemplo, veo que debe haber un trabajo de confianza tanto propia como con las compañeras para la creación de las figuras, así como una gestión de miedos, presión…
M: A nivel psicológico, es importantísima la confianza en el equipo. La voladora debe tenerla confianza para poder caer sobre los brazos de sus bases sin problema. Esto requiere gran compenetración, comunicación abierta y coordinación entre cada grupo. Los riesgos son muy altos y no se puede trabajar con un grupo inseguro y una voladora no puede subir con dudas. Para ello se probarán distintos grupos para ver quién funciona mejor con cada voladora para asegurar siempre su comodidad y seguridad.

Se trata de un deporte de equipo donde tiene que haber una gran cohesión y comunicación para conseguir la sincronía, ¿Cómo trabajáis esa unión?
M: Creo que puedo decir con seguridad que el cheerleading crea equipos realmente unidos a un nivel que muchos deportes no tienen. En Lancaster intentábamos reunirnos fuera de los entrenamientos una vez a la semana y teníamos charlas después de cada entrenamiento para compartir los aspectos de mejora. También resultaba increíblemente útil grabar los entrenamientos y dedicar una sesión a ver nuestro desempeño desde fuera.

De cara a la competición, qué dificultades resaltas a nivel de equipo y personal? ¿Cómo las has gestionado? 
M: A la hora de competir siempre hay que tener en cuenta que es el momento de mayor concentración, compenetración y confianza. Es el momento de mayor tensión y emoción lo que pone en juego nuestra concentración. Si uno de los miembros tiene dudas no puede salir a competir ya que perjudicará a todo el equipo y pondrá en riesgo a los demás miembros.

La temporada de competiciones en la que participábamos empezaba en enero y terminada en abril. Los entrenamientos que precedían a la temporada eran duros y largos y requerían mucha dedicación por parte de todos. No se admitían faltas de asistencia ya que se puede progresar mucho en muy poco tiempo y todos deben estar presentes y avanzar a la vez.

El día de la competición es largo, larguísimo. Viajamos durante horas, normalmente por la noche para llegar allí a primera hora de la mañana. Es un día entero sin dormir y horas esperando sentados incómodos hasta que es tu momento de salir a competir. La alimentación es un factor muy importante. Es lo que nos va a mantener alerta y despiertos el resto del día y preparados para competir. El ambiente es altamente competitivo y se nota la tensión durante toda la jornada. Minutos antes de salir a competir se pasa a la zona de ensayo donde ensayan otros tres o cuatro equipos simultáneamente en diferentes zonas donde te dejan practicar las diferentes partes de la rutina (saltos, figuras, acrobacias, y ensayo general).

Por lo general, cada equipo compite dos veces, teniendo un segundo intento de mejorar. Hemos vivido lesiones el mismo día de la competición y hemos tenido que continuar a pesar de todo. Hay que seguir con una sonrisa y dándolo todo sin que el público perciba lo contrario, al fin y al cabo se trata de animación.

¿Qué diferencias ves respecto a la competición en otros deportes de equipo? 
M: Como ya he mencionado anteriormente, la clara diferencia es la necesidad de condicionamiento físico y el nivel de compenetración. Es un deporte altamente exigente y el nivel de responsabilidad es más alto que en otros, o por lo menos aquellos de los que he participado. En cheerleading nadie es la estrella se trata de hacer brillar a las voladoras y que lleguen a lo más alto, pero sin el resto del equipo esto no es posible. La unidad es clave y es imprescindible llevarse bien y confiar en cada miembro. Las bases tenemos la seguridad de las voladoras en nuestras manos lo que requiere que los fallos se minimicen ya no de cara a los resultados que podemos obtener sino al bienestar del equipo. El equipo debe creer que puede llegar más lejos. Las dudas impiden que las voladoras suban y si suben, impide que estén seguras.

Tu ahora estas entrenando a un equipo de chicas, entiendo que es un reto tanto para ti como para ellas porque empiezan de cero. ¿Con qué dificultades os estáis encontrando?
M: A pesar de que la competición a la que nos presentamos no es seria y hay equipos fuertes, desde el principio las chicas y yo teníamos claro que queríamos dejar el listón muy alto y que se llevaran una introducción básica al cheerleading.

 El mayor reto fue superar el miedo, tanto para las voladoras como para las bases, lograr una armonía entre el grupo para que todas se sintieran seguras.Las bajas y faltas de asistencias nos retrasaron e impidieron que uno de los grupos pudiera alcanzar el mismo nivel y seguridad que el otro.

 Por último, también señalaría la falta de disciplina que es necesaria para lograr aprovechar al máximo las horas de entrenamiento pero al final el deseo de conseguir un buen resultado nos motivó a ponernos más serias y al final los entrenamientos resultaban muy productivos.

¿Qué claves básicas les has dado a tus chicas de cara a conseguir este objetivo que os habéis propuesto?
M: Concentración, confianza y ante todo pasarlo bien. En todas las disciplinas en las que hay una componente de entretenimiento hay que tener claro que si no lo disfrutas no eres capaz de transmitirlo y entretener a tu público. Pero ante todo, la concentración es clave. Para que la coreografía saliera bien y las voladoras subieran en su momento se requería un grado muy alto de confianza entre nosotras y de concentración en lo que estábamos haciendo para asegurar que todo salía bien y a la vez evitábamos lesiones.

Las cheerleaders sois equipos que conseguís SER UNO en vuestras creaciones y comunicar un mensaje, ¿Qué consejos les darías a deportistas que participan en deportes colectivos para conseguir  que todos “sean uno” y luchen por su objetivo, como equipo?
De nuevo la confianza es clave. En todos los deportes de equipo tienes que lograr que todos tus compañeros puedan contar contigo. Estar donde debes y donde se te necesita en el momento adecuado y con las ganas adecuadas. El cheerleading lleva a un grado de compenetración muy alto porque el margen de error puede llevar a lesión inmediata y a descuadrar una coreografía que al final es el trabajo duro de cada uno de los integrantes. Ante todo debes saber cuáles son las expectativas de tus compañeros y darlo todo para cumplir con ello.

MUCHÍSIMAS GRACIAS MARÍA, ha sido genial haber tenido la oportunidad de venir a veros entrenar y que compartas tu experiencia.

Para finalizar, deciros que considero que para muchos participantes esta actividad más que un deporte es un estilo de vida, ya que engloba una gama de actitudes y valores formativos tales como: lealtad, disciplina, compromiso, liderazgo, trabajo en equipo y unión; necesarios para formar un grupo verdadero de animadoras. 

Los practicantes de esta disciplina se caracterizan por ser desenvueltos, con liderazgo, que saben inyectar entre la gente que los rodea su espíritu de lucha y triunfo, además de demostrar concentración, ACTITUD, carisma y facilidad para impulsar a sus compañeros a lograr sus metas. 
               

Ana de Cevallos

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