RUTINAS: ATENCIÓN Y CONCENTRACIÓN EN EL DEPORTE (II)

Siguiendo el entrenamiento en estas habilidades psicológicas, para poder explicar las rutinas me voy a centrar en el tenis ya que deportistas como Rafa Nadal y María Sharapova  pueden servir de modelos para identificar el momento y el por qué del establecimiento de rutinas.

¿Para qué sirven las rutinas? Para no tener una activación excesiva en la mayor parte del partido, ya que esto podría incrementar la ansiedad, impulsividad,  cometer muchos fallos en golpes fáciles y controlados e, incluso, quedarnos sin energía a la mitad del partido. En cambio, un buen ajuste del nivel de activación nos puede hacer ir más tranquilos, meter más bolas y aguantar a un buen nivel todo el partido.

Además, aparte de suponer un control físico, también ayudan a controlar la mente y los pensamientos limitantes, es decir, dependiendo de la situación del partido unos jugadores hacen unas rutinas u otras, para empezar el siguiente punto lo más activados, concentrados y positivos posible. La solución a estos errores sería: ejecutar una rutina bien estructurada  con el fin de que el jugador se enfrente al siguiente punto positivamente y enchufado, olvidando el punto
anterior.

La estructura del juego en el tenis podríamos dividirla en cuatro etapas:

1.  Inmediatamente después de terminar el punto,  llevar a cabo una respuesta física rápida y energética: levantar el puño tras un buen golpe ganador, dar un salto y alejarse de la zona del fallo…
2. Relajación- recuperación: ira hacia la línea de fondo , mirada focalizada en las cuerdas de la raqueta, poner la raqueta en la mano no dominante, soltar piernas, secarse, pedir bola…
3.  Preparación: ir a la posición de juego, planear el punto, visualizar el saque, imagen de confianza.
4. Ritual automático: claro ejemplo, el ritual que muchos conocemos de Rafa Nadal antes de cualquier saque.

A continuación, os dejo un video de Sharapova donde se pueden distinguir muy bien estas cuatro fases:

Es importante señalizar que las rutinas no empiezan en el mismo partido, no solo tienen que establecerse entre puntos o en cambios de campo, vienen de mucho antes:

• La noche de antes, ¿qué cenan?, ¿cuántas horas duermen?
• El día del partido ¿a qué hora se levantan?, ¿qué es lo primero que piensan y hacen?, ¿cómo        preparan su material?, ¿qué comen?
•  Antes de entrar en la pista, ¿qué repasa con su entrenador?, ¿ qué repasa el jugador?
•  Después del partido, análisis del partido.

Esta planificación le aporta al jugador orden, confianza y calma. Por ejemplo, Nadal lleva a cabo un ritual antes de entrar en pista (hora de llegada al lugar de competición, alimentos previos, ducha, calentamiento) Cuando sale al campo siempre lleva la raqueta en la mano, lleva sus botellas de agua que coloca en la misma posición siempre, etc. No puede tener control sobre todos los estímulos distractores externos: gritos, música, arbitro, rival, tiempo… pero sí de su preparación para entrar en su estado óptimo de juego.

Al principio, cuando se les plantea a los deportistas mejorar su rendimiento a través de la introducción de rutinas en su juego, no le ven un fin a corto plazo, porque les cuesta introducirlo. Para ello el deportista debe poner de su parte, voluntad y determinación, para incorporarlo en su juego y entrenamientos habituales. Primero tenderá a centrar su atención en realizarlo, costara combinar la concentración en el juego con la ejecución del ritual, pero tras la práctica, los recursos atencionales irán hacia el juego en sí, y el ritual fluirá sin excepción en todos los puntos, tanto si gana como si pierde, de la misma manera tanto si el partido es asequible o complicado.

Finalmente, considero un error pensar que estos detalles solo son necesarios para los deportistas de alto rendimiento. Yo no juego  a alto nivel, ni mucho menos, pero siempre realizo  la misma rutina previa a mi saque, entre otros aspectos psicológicos a entrenar. No se trata del nivel de competición en el que juegues  sino el grado de rendimiento que quieras desarrollar.

 Crecer en tu juego está en tu mano, te apuntas?

Ana de Cevallos