viernes, 10 de abril de 2015

OH CAPTAIN, MY CAPTAIN



Aprovechando que este domingo tengo torneo en el colegio donde entreno a un equipo senior de voleibol, quería reflexionar con vosotros acerca del papel que tiene un entrenador en un equipo o jugador.
Actualmente, muchos jóvenes  amantes del deporte que practican, se forman para poder transmitir esa pasión a nuevas promesas, ya sea en colegios o en clubs, de manera que siguen ligados a dicha actividad. Yo llevo 8 años entrenando voleibol a chicas de distintas categorías, probablemente haya tenido que renunciar a muchos planes, viajes etc.. pero me ha merecido la pena.


Las conductas de los entrenadores no sólo influyen en la diversión de la práctica deportiva y en la autoestima de los deportistas sino también, en el grado de percepción de éxito, la trasmisión de valores, más en equipos de temprana edad donde tenemos una función de educadores. Influencia en el desarrollo de relaciones, esfuerzo y la perseverancia,  así como en la confianza de que puedan enfrentarse a situaciones más desafiantes. 


Un buen entrenador es un buen motivador, que sabe o intenta sacar el máximo rendimiento de sus jugadores; cuando tiene jugadores de mayor nivel técnico, táctico así como habilidades  pero ven que no pueden avanzar más o no quieren, sabe dirigirlos hacia un camino de superación y mejora. Un entrenador no deja de ser un líder que acompaña a sus jugadores en la consecución de los objetivos que se han propuesto como equipo  e individual, creando un estado emocional conjunto bueno y favorable para el desarrollo de los mismos.




 ¿Cómo ser un buen líder? Para mi es fundamental una visión, desarrollo de una FILOSOFÍA PERSONAL como entrenador  y la BUENA COMUNICACIÓN, a parte de un elevado compromiso, consistencia,  actitud, convicción y entusiasmo. Cuando planteo el desarrollo de una filosofía personal lo que pretendo es  invitaros a reflexionar ¿qué aporto yo a este equipo?  Mis dos consejos base son siempre: CONÓCETE- CONÓCELES. Muchos de nosotros hemos tenido entrenadores malos y otros buenísimos, y cuando es nuestro momento de asumir ese rol, en ocasiones tendemos a usar, sin filtro, todo lo que nuestro gran entrenador nos ha enseñado o ha hecho con nuestro equipo.  Al principio esa estrategia nos da confianza pero yo os aconsejo extraer todos los aprendizajes que podáis de esos entrenadores y que los hagáis vuestros, completándolos con vuestra forma personal de entrenar y entender qué es un equipo, sed auténticos porque muchas veces, lo que valía para tu equipo como jugador, no funciona para el equipo que entrenas. Mostraros tal y como sois, si no os creéis  lo que decís, ¿cómo vais a convencer a los demás? Si hay credibilidad no es necesaria la autoridad en muchos casos.

Por otro lado la comunicación es básica, qué queremos transmitir y cómo, saber transmitir eficazmente, atacando al problema y no a la persona. Decir solo los errores no facilita el aprendizaje, centrar la atención en lo que valoráis y así trabajareis también la seguridad de vuestros deportistas, focalizaros en lo que suma y buscar juntos soluciones para mejorar, siempre encontrando el estado óptimo para transmitir.

Es importante dirigir generando confianza: “trata a los demás como ellos quieren ser tratados” De esta manera los deportistas se entregan porque se sienten respetados y valorados, viven mucho más los objetivos marcados. Aquí entra en acción mi consejo CONÓCELES, el saber cómo quieren ser tratados implica que el entrenador tenga interés por conocer a sus jugadores , no solo en el ámbito deportivo sino en el personal, social y situacional; conocer sus motivaciones, qué es lo que buscan y quieren , para poder así dárselo.  La confianza no es un concepto  mental solamente, es importante sentirse seguro y capaz de hacer algo, pero también hay que saber cómo se hacen las cosas. Los jugadores necesitan confiar en su fuerza y resistencia, sentir que pertenecen al equipo. 



Si tenéis la oportunidad de relacionaros  con otros entrenadores del club o colegio en el que estéis, es la clave. En mi caso yo cuento con otras 4 entrenadoras que ya se han convertido en amigas, no sólo nos ayudamos con ejercicios o propuestas de entrenamientos, amistosos, sino también para pedir consejo  acerca del equipo o de una jugadora en concreto; es otro punto de vista externo y objetivo. Fomentar esa relación con tus compañeros te ayudara a avanzar, se flexible e  incorpora cuantos más aprendizajes y novedades puedas.



El objetivo final de todo líder es encauzar en una misma dirección a todo su equipo, ser un equipo no un grupo, ser uno. Por último y no por ello menos importante, quería dejar claro que los entrenadores no son los únicos que motivan, los jugadores también. La sensación de que tu equipo responde a tus esfuerzos y ganas al preparar un gran entrenamiento te da fuerzas para seguir y buscar nuevos frentes de mejora, siempre valorándoos con respecto al equipo no en comparación con los rivales, ahí es donde creces de verdad.

Un liderazgo efectivo tiene como consecuencias una mayor entrega  por los deportistas, mayor confianza, dispuestos a aprender, motivados, disfrutan, en definitiva, un  incremento del rendimiento, satisfacción y cohesión grupal.

Liderar es emocionar, una manera de influir en las creencias  de tus jugadores, acercándote a sus emociones y motivaciones. Ser líder no es fácil ni difícil, es una decisión, no depende de lo que te ocurra sino de lo que tú hagas con lo que te ocurra. 




                                                                                                                 Ana de Cevallos 

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