lunes, 23 de febrero de 2015

¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO SEGUIR UNA DIETA?


Ponerse a dieta es como jurar que nos apuntaremos al gimnasio al comenzar el nuevo año. ¿Por qué cuesta tanto? De hecho, me parece que tiene más mérito calzarte las zapatillas de deporte unos cuantos días a la semana y concienciarte a sudar, que cuidar nuestra alimentación. A fin de cuentas comemos todos los días y varias veces ¿por qué cuesta tanto seguir una dieta? ¿Realmente implica tanto esfuerzo?

Probablemente el tremendo esfuerzo de controlar aquello que comemos venga determinado por el tipo de dieta que elegimos. No juzgo, entiendo que es muy atractiva la dieta de la naranja, dietas en las que puedes comer tortilla de patata, dulces o carne y todo dentro de un sobre, dietas en las que no puedes mezclar los hidratos de carbono con las proteínas, o dietas en las que a partir de las 6 de la tarde te conviertes en vegetariano y solo puedes tomar frutas y verduras. Pero lo cierto es que estas dietas son increíblemente difíciles de seguir, requieren de mucha voluntad y esfuerzo.

A fin de cuentas el ser humano es un hombre social, siguiendo estas dietas no podrías salir a ningún restaurante, ni comer en casa de amigos (salvo que te lleves tu sobre). Son injustas ¿por qué teniendo todos los alimentos que tenemos solo podemos comer naranja, sobres, o hidratos de carbono de 9 de la mañana a 3 de la tarde? Y lo peor, son perjudiciales para nuestra salud. Nos ofrecen rápidas
bajadas de peso y “sin esfuerzo” sin contarnos que son dietas descompensadas e hipocalóricas, cuya primera consecuencia será una ganancia de peso, superior a la de partida, una vez finalizada la dieta. Y como consecuencia final están las estadísticas, las enfermedades derivadas de una mala alimentación ocupan el primer puesto en las estadísticas de morbilidad.

Por lo tanto, ¿estar a dieta implica esfuerzo? Sí, pero no el esfuerzo de marginarnos a la hora de la comida, de estar pensando todo el día en aquello que queremos comer y no podemos, ni implica el estado de ansiedad que genera la prohibición de ciertos alimentos, ni la frustración cuando nos saltamos la dieta.

Hay que comer y hay que comer de todo. Nuestro organismo está preparado para digerir las proteínas junto con los hidratos de carbono, para comer a cualquier hora y para darnos un capricho de vez en cuando y aún así, poder decir que estamos a dieta o simplemente que seguimos una buena alimentación.


El único esfuerzo es querer aprender. Como cuando decidimos aprender a montar en bici, cuesta y tienes que poner interés y ganas, pero acabas saliendo sin ruedines y eso no se olvida. Ponerse a dieta implica aprender que no hay alimentos “buenos o malos”, solo hay que conocer sus propiedades y saber cocinarlos y el resto…el resto es disfrutar comiendo.

Chiara Corradetti

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