¿Cuántas veces
habremos visto en las películas americanas a un grupo de animadoras apoyando a
su equipo para ganar? Cuando veíamos esas escenas pensábamos que los que de
verdad estaban haciendo deporte eran los jugadores de fútbol, pero y ellas? ¿Os
habéis parado a pensar en las exigencias de las distintas coreografías y toda
la preparación que hay detrás?
Cada vez que se habla
de animadoras, inmediatamente, uno se imagina niñas con uniformes bailando y
haciendo coreografías. Pero a muy pocas personas se les pasa por la cabeza
lo duro que es practicar esta disciplina. Además de tener ciertos dones
naturales como el sentido del ritmo, la coordinación y la flexibilidad,
las animadoras son, ante todo, esclavas de la perfección. Largas jornadas de entrenamiento, trabajo físico,
gimnasia y meses de coordinación, hacen parte de la rutina de estas deportistas
integrales. En Estados Unidos y Canadá, tiene una gran tradición y, además de su fin
ya mencionado, es considerado prácticamente como otro deporte más, existiendo
incluso competiciones para decidir cuál es el mejor grupo.
A continuación, una
entrevista con María Mieiro, una joven deportista que en su
estancia en el extranjero participó en un equipo de animadoras en una
universidad de Lancaster y actualmente, ha estado entrenando a un grupo de
chicas para una competición, os dejo con su experiencia:
¿Cómo es que
decidiste meterte en el equipo de Cheerleading de la universidad durante tu
estancia de intercambio (qué te llamo la atención del deporte)? ¿Cómo fue la
experiencia?
M: Conocí
al equipo durante la feria de actividades de la universidad. Siempre me ha gustado el baile y decidí
que se trataba de una oportunidad única de probar el deporte y, sobre todo, a
nivel competitivo. Mi experiencia fue increíble y algo que llevaré conmigo
siempre. Amé el deporte y me gustaría poder seguir practicándolo siempre que
tenga la oportunidad.
Las figuras deben
suponer una preparación previa individual y colectiva, ¿Qué exigencias de
preparación física supone? (tipos de entrenamientos específicos etc)
M: Las
figuras, saltos y acrobacias requieren tanto preparación individual como
colectiva. Resulta muy difícil mejorar sin un condicionamiento apropiado. A
nivel competitivo dedicábamos la primera del entrenamiento a condicionamiento
físico. Abdominales, circuitos de alta intensidad, pesas y mucho entrenamiento
de la flexibilidad. El cheerleading requiere gran fuerza abdominal sobre todo
para las voladoras que deben tener la capacidad de soportar su propio peso en
el aire. En cuando a la preparación colectiva practicábamos simulaciones de
figuras y saltos en el suelo.
Y a nivel
psicológico? Yo por ejemplo, veo que debe haber un trabajo de confianza tanto
propia como con las compañeras para la creación de las figuras, así como una
gestión de miedos, presión…
M: A nivel psicológico, es importantísima la confianza en el equipo. La voladora debe
tenerla confianza para poder caer sobre los brazos de sus bases sin problema.
Esto requiere gran compenetración, comunicación abierta y coordinación entre
cada grupo. Los riesgos son muy altos y no se puede trabajar con un grupo
inseguro y una voladora no puede subir con dudas. Para ello se probarán
distintos grupos para ver quién funciona mejor con cada voladora para asegurar
siempre su comodidad y seguridad.
Se trata de un
deporte de equipo donde tiene que haber una gran cohesión y comunicación para
conseguir la sincronía, ¿Cómo trabajáis esa unión?
M: Creo
que puedo decir con seguridad que el cheerleading crea equipos realmente unidos
a un nivel que muchos deportes no tienen. En Lancaster intentábamos reunirnos
fuera de los entrenamientos una vez a la semana y teníamos charlas después de
cada entrenamiento para compartir los aspectos de mejora. También resultaba
increíblemente útil grabar los entrenamientos y dedicar una sesión a ver
nuestro desempeño desde fuera.
De cara a la
competición, qué dificultades resaltas a nivel de equipo y personal? ¿Cómo las
has gestionado?
M: A la
hora de competir siempre hay que tener en cuenta que es el momento de mayor
concentración, compenetración y confianza. Es el momento de mayor tensión y
emoción lo que pone en juego nuestra concentración. Si uno de los miembros
tiene dudas no puede salir a competir ya que perjudicará a todo el equipo y
pondrá en riesgo a los demás miembros.
La
temporada de competiciones en la que participábamos empezaba en enero y
terminada en abril. Los entrenamientos que precedían a la temporada eran duros
y largos y requerían mucha dedicación por parte de todos. No se admitían faltas
de asistencia ya que se puede progresar mucho en muy poco tiempo y todos deben
estar presentes y avanzar a la vez.
El día
de la competición es largo, larguísimo. Viajamos durante horas, normalmente por
la noche para llegar allí a primera hora de la mañana. Es un día entero sin
dormir y horas esperando sentados incómodos hasta que es tu momento de salir a
competir. La alimentación es un factor muy importante. Es lo que nos va a
mantener alerta y despiertos el resto del día y preparados para competir. El
ambiente es altamente competitivo y se nota la tensión durante toda la jornada.
Minutos antes de salir a competir se pasa a la zona de ensayo donde ensayan
otros tres o cuatro equipos simultáneamente en diferentes zonas donde te dejan
practicar las diferentes partes de la rutina (saltos, figuras, acrobacias, y
ensayo general).
Por lo
general, cada equipo compite dos veces, teniendo un segundo intento de mejorar.
Hemos vivido lesiones el mismo día de la competición y hemos tenido que
continuar a pesar de todo. Hay que seguir con una sonrisa y dándolo todo sin
que el público perciba lo contrario, al fin y al cabo se trata de animación.
¿Qué diferencias ves
respecto a la competición en otros deportes de equipo?
M: Como
ya he mencionado anteriormente, la clara diferencia es la necesidad de
condicionamiento físico y el nivel de compenetración. Es un deporte altamente
exigente y el nivel de responsabilidad es más alto que en otros, o por lo menos
aquellos de los que he participado. En cheerleading nadie es la estrella se
trata de hacer brillar a las voladoras y que lleguen a lo más alto, pero sin el
resto del equipo esto no es posible. La unidad es clave y es imprescindible
llevarse bien y confiar en cada miembro. Las bases tenemos la seguridad de las
voladoras en nuestras manos lo que requiere que los fallos se minimicen ya no
de cara a los resultados que podemos obtener sino al bienestar del equipo. El
equipo debe creer que puede llegar más lejos. Las dudas impiden que las
voladoras suban y si suben, impide que estén seguras.
Tu ahora estas
entrenando a un equipo de chicas, entiendo que es un reto tanto para ti como para
ellas porque empiezan de cero. ¿Con qué dificultades os estáis encontrando?
M: A pesar
de que la competición a la que nos presentamos no es seria y hay equipos
fuertes, desde el principio las chicas y yo teníamos claro que queríamos dejar
el listón muy alto y que se llevaran una introducción básica al cheerleading.
El
mayor reto fue superar el miedo, tanto para las voladoras como para las bases,
lograr una armonía entre el grupo para que todas se sintieran seguras.Las bajas
y faltas de asistencias nos retrasaron e impidieron que uno de los grupos
pudiera alcanzar el mismo nivel y seguridad que el otro.
Por último, también
señalaría la falta de disciplina que es necesaria para lograr aprovechar al
máximo las horas de entrenamiento pero al final el deseo de conseguir un buen
resultado nos motivó a ponernos más serias y al final los entrenamientos
resultaban muy productivos.
¿Qué claves básicas
les has dado a tus chicas de cara a conseguir este objetivo que os habéis
propuesto?
M: Concentración,
confianza y ante todo pasarlo bien. En todas las disciplinas en las que hay una
componente de entretenimiento hay que tener claro que si no lo disfrutas no
eres capaz de transmitirlo y entretener a tu público. Pero ante todo, la concentración es clave. Para que la
coreografía saliera bien y las voladoras subieran en su momento se requería un
grado muy alto de confianza entre nosotras y de concentración en lo que
estábamos haciendo para asegurar que todo salía bien y a la vez evitábamos
lesiones.
Las cheerleaders sois
equipos que conseguís SER UNO en vuestras creaciones y comunicar un mensaje, ¿Qué
consejos les darías a deportistas que participan en deportes colectivos para
conseguir que todos “sean uno” y luchen
por su objetivo, como equipo?
De nuevo la confianza es clave. En todos los
deportes de equipo tienes que lograr que todos tus compañeros puedan contar
contigo. Estar donde debes y donde se te necesita en el momento adecuado y con
las ganas adecuadas. El cheerleading lleva a un grado de compenetración muy
alto porque el margen de error puede llevar a lesión inmediata y a descuadrar
una coreografía que al final es el trabajo duro de cada uno de los integrantes.
Ante todo debes saber cuáles son las expectativas de tus compañeros y darlo
todo para cumplir con ello.
MUCHÍSIMAS GRACIAS MARÍA, ha sido genial haber
tenido la oportunidad de venir a veros entrenar y que compartas tu experiencia.
Para finalizar,
deciros que considero que para muchos participantes esta actividad más que
un deporte es un estilo de vida, ya que engloba una gama de actitudes y
valores formativos tales como: lealtad, disciplina, compromiso,
liderazgo, trabajo en equipo y unión; necesarios para formar un grupo
verdadero de animadoras.
Los practicantes de esta
disciplina se caracterizan por ser desenvueltos, con liderazgo, que saben inyectar
entre la gente que los rodea su espíritu de lucha y triunfo, además de
demostrar concentración, ACTITUD, carisma y facilidad para impulsar a sus
compañeros a lograr sus metas.
Ana de Cevallos
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