Aprovechando que este domingo tengo torneo en el colegio
donde entreno a un equipo senior de voleibol, quería reflexionar con vosotros
acerca del papel que tiene un entrenador en un equipo o jugador.
Actualmente,
muchos jóvenes amantes del deporte que
practican, se forman para poder transmitir esa pasión a nuevas promesas, ya sea
en colegios o en clubs, de manera que siguen ligados a dicha actividad. Yo
llevo 8 años entrenando voleibol a chicas de distintas categorías, probablemente
haya tenido que renunciar a muchos planes, viajes etc.. pero me ha merecido la
pena.
Las conductas de los entrenadores no sólo influyen en la
diversión de la práctica deportiva y en la autoestima de los deportistas sino
también, en el grado de percepción de éxito, la trasmisión de valores, más en
equipos de temprana edad donde tenemos una función de educadores. Influencia
en el desarrollo de relaciones, esfuerzo y la perseverancia, así como en la confianza de que puedan
enfrentarse a situaciones más desafiantes.
Un buen entrenador es un buen motivador, que sabe o intenta
sacar el máximo rendimiento de sus jugadores; cuando tiene jugadores de mayor
nivel técnico, táctico así como habilidades
pero ven que no pueden avanzar más o no quieren, sabe dirigirlos hacia
un camino de superación y mejora. Un entrenador no deja de ser un líder que
acompaña a sus jugadores en la consecución de los objetivos que se han
propuesto como equipo e individual,
creando un estado emocional conjunto bueno y favorable para el desarrollo de
los mismos.
¿Cómo ser un buen líder? Para mi es fundamental una visión,
desarrollo de una FILOSOFÍA PERSONAL como entrenador y la BUENA COMUNICACIÓN, a parte de un
elevado compromiso, consistencia,
actitud, convicción y entusiasmo. Cuando planteo el desarrollo de una
filosofía personal lo que pretendo es
invitaros a reflexionar ¿qué aporto yo a este equipo? Mis dos consejos base son siempre: CONÓCETE-
CONÓCELES. Muchos de nosotros hemos tenido entrenadores malos y otros buenísimos,
y cuando es nuestro momento de asumir ese rol, en ocasiones tendemos a usar,
sin filtro, todo lo que nuestro gran entrenador nos ha enseñado o ha hecho con
nuestro equipo. Al principio esa
estrategia nos da confianza pero yo os aconsejo extraer todos los aprendizajes
que podáis de esos entrenadores y que los hagáis vuestros, completándolos con
vuestra forma personal de entrenar y entender qué es un equipo, sed auténticos
porque muchas veces, lo que valía para tu equipo como jugador, no funciona para
el equipo que entrenas. Mostraros tal y como sois, si no os creéis lo que decís, ¿cómo vais a convencer a los
demás? Si hay credibilidad no es necesaria la autoridad en muchos casos.
Por otro lado la comunicación es básica, qué queremos
transmitir y cómo, saber transmitir eficazmente, atacando al problema y no a la
persona. Decir solo los errores no facilita el aprendizaje, centrar la atención
en lo que valoráis y así trabajareis también la seguridad de vuestros
deportistas, focalizaros en lo que suma y buscar juntos soluciones para
mejorar, siempre encontrando el estado óptimo para transmitir.
Es importante dirigir generando confianza: “trata a los
demás como ellos quieren ser tratados” De esta manera los deportistas se
entregan porque se sienten respetados y valorados, viven mucho más los
objetivos marcados. Aquí entra en acción mi consejo CONÓCELES, el saber cómo
quieren ser tratados implica que el entrenador tenga interés por conocer a sus
jugadores , no solo en el ámbito deportivo sino en el personal, social y
situacional; conocer sus motivaciones, qué es lo que buscan y quieren , para
poder así dárselo. La confianza no es un
concepto mental solamente, es importante
sentirse seguro y capaz de hacer algo, pero también hay que saber cómo se hacen
las cosas. Los jugadores necesitan confiar en su fuerza y resistencia, sentir
que pertenecen al equipo.
Si tenéis la oportunidad de relacionaros con otros entrenadores del club o colegio en
el que estéis, es la clave. En mi caso yo cuento con otras 4 entrenadoras que
ya se han convertido en amigas, no sólo nos ayudamos con ejercicios o
propuestas de entrenamientos, amistosos, sino también para pedir consejo acerca del equipo o de una jugadora en
concreto; es otro punto de vista externo y objetivo. Fomentar esa relación con
tus compañeros te ayudara a avanzar, se flexible e incorpora cuantos más aprendizajes y
novedades puedas.
El objetivo final de todo líder es encauzar en una misma
dirección a todo su equipo, ser un equipo no un grupo, ser uno. Por último y no
por ello menos importante, quería dejar claro que los entrenadores no son los
únicos que motivan, los jugadores también. La sensación de que tu equipo
responde a tus esfuerzos y ganas al preparar un gran entrenamiento te da
fuerzas para seguir y buscar nuevos frentes de mejora, siempre valorándoos con
respecto al equipo no en comparación con los rivales, ahí es donde creces de
verdad.
Un liderazgo efectivo tiene como consecuencias una mayor entrega por los deportistas, mayor confianza, dispuestos a aprender, motivados, disfrutan, en definitiva, un incremento del rendimiento, satisfacción y cohesión grupal.
Liderar es emocionar, una manera de influir en las
creencias de tus jugadores, acercándote
a sus emociones y motivaciones. Ser líder no es fácil ni difícil, es una
decisión, no depende de lo que te ocurra sino de lo que tú hagas con lo que te
ocurra.
Ana de Cevallos
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