En el mundo deportivo, la psicología estudia el efecto de los factores psíquicos y emocionales en el mismo. El rendimiento deportivo está influido por estos factores que pueden ajustarse y aprenderse; de manera inversa, la participación deportiva puede también, tener una influencia positiva sobre la estructuración de los factores psíquicos y emocionales de la persona.
El psicólogo estudia al deportista en el campo de batalla, donde es puesto a prueba, analizando esas creencias y explicaciones subjetivas de la mente del deportista. Se le ayuda a diferenciar entre ganar o ganarse, siendo de ayuda las derrotas y las victorias, para ver cómo se desenvuelve para vencer esa derrota, qué recursos tiene para recuperarse ante un nuevo desafío, ayudándole a generar repuestas creativas y variadas ajustadas a él o ella.
Hoy en día son muchos los deportistas y profesionales los que recurren a psicólogos especializados en esta área, en busca de ayuda para poder hacer frente a obstáculos mentales que impiden un buen rendimiento del deportista como pueden ser: ansiedad, presiones internas y externas propias de la competición , falta de motivación , de atención y concentración, control de activación , de síntomas de angustia tanto físicos como psicológicos, pensamientos negativos que alejan del objetivo, inseguridades, falta de comunicación , miedos, expectativas, factores grupales, entre otros. En definitiva, dificultades que surgen y pueden afectar a la persona en su actuación individual o grupal e incluso en sus resultados.
La mente es capaz de cualquier cosa, incluso de jugar malas pasadas. Cuando las cosas empiezan mal en un partido, unas primeras malas sensaciones; todo ello puede generar una actitud negativa que dé lugar a consecuencias no deseadas. Un ejemplo claro fue el regreso de Nadal a las pistas en el torneo de Abu Dhabi en su partido contra Murray(6-2, 6-0). Desde el principio se le percibía nervioso, no estaba del todo contento con sus gestos, parecía que no controlaba su juego, otras veces, esta situación le dura un set o dos y luego se recupera sacando su gran potencial, pero quizás el haber estado fuera de competición dos meses no se lo permitiese en un primer partido. De todas formas, la mente también es capaz de hacer jugadas positivas, liberando al cuerpo, aceptándonos , afrontando nuevos desafíos, sabiendo pensar dentro y fuera de competición; en el caso de Nadal , al día siguiente del torneo mencionado, reencontró su juego, supo dar una versión superior volviendo a ser competitivo consiguiendo derrotar al suizo Wawrinka (7-6, 6-3).
Al final, uno es lo que piensa, eres producto de tus pensamientos y nadie puede cambiarlo salvo tú. No hay que mirar fuera sino en nuestro interior, regido por nuestra historia, nuestra experiencia, nuestra mente. Tú eres capaz de ser lo que pienses que quieras y te propongas ser.
Ana de Cevallos
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